Dentro de los tratamientos médicos siempre han existido medicamentos especiales para tratar dolores severos causados por patologías crónicas que requieren de una fórmula más fuerte, ayudando a mitigar los efectos nocivos de este tipo de síntoma.
Entre esas drogas se encuentran los opioides, un principio activo que se utiliza con mucha frecuencia dentro de los analgésicos más populares, que tratan a nivel general cualquier dolor en partes específicas del organismo.
¿Qué son los opioides?
Los opioides son medicamentos utilizados específicamente para reducir los niveles e intensidad del dolor enviando señales al cerebro, además de modificar las emociones y disminuyendo así los estímulos dolorosos.
Este tipo de medicina proviene de sustancias naturales, específicamente de las semillas de la adormidera de la que se extrae el opio, una mezcla de alcaloides opiáceos.
Sin embargo, en las últimas décadas su uso se ha visto cuestionado debido a sus efectos adictivos y a una variedad de síntomas secundarios, que según algunos estudios generan más problemas que beneficios a los pacientes.
No fue sino hasta el siglo XIX cuando se logró aislar el elemento principal del opio, la morfina. Más adelante se crearon una serie de medicamentos semisintéticos y sintéticos, diferentes a la morfina pero con el mismo efecto.
Este tipo de medicinas se pueden encontrar en principios activos como la hidrocodona, utilizada en afecciones dolorosas y dolor dentales, la morfina, ideal para aliviar los efectos dolorosos asociados a las intervenciones quirúrgicas, y la codeína, indicada para el tratamiento de dolores leves, aliviar la tos y la diarrea severa.
También están la diacetylmorphine y la diamorfina, que son analgésicos extraídos de la morfina, y la buprenorfina, que también es un efectivo analgésico junto a la metadona.
Los opioides actúan insertándose en unas proteínas llamadas receptores de opioides, ubicadas en el cerebro, la médula espinal, el tracto gastrointestinal y otras áreas del organismo. Influyendo en los receptores se reduce la percepción del dolor.
A pesar de su efectividad en el tratamiento de dolores leves y crónicos, los opioides también poseen algunos efectos secundarios relevantes, como somnolencia, descontrol mental, náuseas, estreñimiento y el desarrollo de síntomas de dependencia que deben ser tratados con sumo cuidado y atención médica.
En cuanto a los efectos secundarios del uso de opioides, un estudio de la universidad de Stanford ha arrojado datos muy curiosos sobre la idoneidad o no de este tipo de medicinas y sus efectos adictivos a corto y largo plazo.
Todo comenzó a finales de la década de los 90, cuando los médicos norteamericanos aprendieron que el dolor era otro signo vital, y su deber controlarlo de forma agresiva.
Así comenzó la era de los opioides en la medicina general, cuando los laboratorios recomendaron su uso por ser un medicamento efectivo, que no producía ningún tipo de adicción.
Esta concepción llevó a un incremento vertiginoso de los opioides, llegando a generarse un descontrol por la manera desmedida en que los médicos recetaban estos medicamentos para dolores leves y agudos. Incluso se llegó a comprobar la complicidad con los laboratorios para incrementar su prescripción sin ningún tipo de regulación.
Los opioides y el tratamiento odontológico
El dolor dental es una manifestación común de los problemas dentales, en especial de aquellos que carecen de una inapropiada higiene bucal.
Este fenómeno puede ser constante sobre todo cuando se detecta gracias a una manifestación externa, como la exposición al frío, el calor o actos rutinarios como comer o cepillarse.
Las causas más recurrentes para que aparezca el dolor son principalmente la caries dental, pulpitis, absceso periapical, traumatismos o erupción de la muela del juicio. Para detectar con exactitud el origen del dolor dental, el dentista busca indicios de fiebre y examina la boca y la cara buscando edemas o algún signo de induración o dolor.
Después de identificado el origen, se procede a prescribir los medicamentos analgésicos necesarios, entre los que se encuentran el acetaminofén, piroxicam, paracetamol, ibuprofeno y los opioides, que se utilizan para dolores severos y como sedante.
Como nos comentan desde Dentistas Majadahonda, las opiniones sobre el uso de los opioides en el tratamiento del dolor dental ha llevado a conclusiones sobre los efectos, más que beneficiosos contraproducentes, de este tipo de fármaco. En especial después de su consumo.
Así lo revelan estudios científicos de primer nivel en los que se ha demostrado la aparición de cuadros de dependencia farmacológica, sobre todo en la población joven, llegando a un uso desmedido e incontrolado.
Es por eso que algunos investigadores han recomendado evadir la aplicación de cirugías de extracción de las muelas del juicio en pacientes jóvenes o mujeres embarazadas, ya que son propensos a sufrir en el futuro cuadros de dependencia severa a los opioides y sus derivados.
En las investigaciones hay casos como el de un estudiante de 24 años en Everett, Washington, que se dislocó un hombro y su médico le recetó un cóctel de opioides para el dolor. Tiempo después el joven comenzó a abusar de ellos para pasar a la heroína, dando inicio a una letal adicción que tuvo su origen en una simple prescripción médica.
La alerta sanitaria ha llegado hasta las entidades gubernamentales, donde altos funcionarios se han pronunciado sobre la nocividad de los opioides y sus efectos negativos.
Tal ha sido su impacto que el gobierno estadounidense decidió declarar la emergencia pública el 26 de octubre de 2017, con el objetivo de combatir esta epidemia y destinar recursos a evitar el uso excesivo de estos medicamentos. Debido esencialmente a las alarmantes estadísticas de dependencia a los opioides y su relación con la dependencia a otras sustancias estupefacientes. En especial, la heroína.
El debate político y médico todavía continúa, y aunque en los últimos años las prescripciones de estos medicamentos han disminuido, todavía queda un largo camino por recorrer para hacer frente a los gigantes farmacéuticos y sus intenciones incesantes de vender medicamentos a toda costa en pro de las exorbitantes ganancias millonarias.
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