Hay claros ejemplos a lo largo de todo el mercado automovilístico. Toda marca de coches que se precie ha trabajado para diseñar y fabricar un modelo más deportivo y más atractivo: Son los Coupés. BMW ha trabajado duro en este sector durante muchos años. Desde sus inicios con modelos como el 3.0 CSL (Coupé de producción regular en peso ligero), diseñado para la competición, hasta llegar a su última maravilla: el Z4 Coupé, como utilitario al público.
Otro año más pasa de largo para las constructoras de coches en todo el mundo. En BMW dicen adiós a uno de los mejores desde su aparición en la escena automovilística en 1929, presumiendo de haber batido, en 2006, un record con 1.37 millones de vehículos vendidos en todo el mundo. El colofón para cerrar este periodo (y para iniciar el que viene) no puede ser mejor: presentan la versión Coupé de uno de sus deportivos biplaza más fascinantes, el Z4 Coupé 3.0si.
¿Por qué el BMW Z4 Coupé tiene tantos adeptos?
La prueba de este coche ha sido toda una experiencia. Sus 265 CV son gran parte de las emociones que transmite, junto a su línea aerodinámica. Sin embargo hay detalles, muchos de ellos inevitables en un coupé, que restan puntos importantes en su valoración. La comodidad es uno de ellos. No debemos esperar confort y relajación llevando el Z4 Coupé por diversas razones. En términos de habitabilidad, tanto conductor como pasajero tienen suficiente espacio para las piernas, pero los asientos de serie no sujetan el cuerpo adecuadamente (sobre todo en conducción más deportiva), y tendremos la sensación de ir demasiado sueltos. Además, el conductor suele ir muy bajo, por el nivel de los asientos, y falta visión a través del retrovisor central. El morro del coche es muy largo, y conducir tan bajo también lleva a ver mal el final del capó.
En aspectos más técnicos, la suspensión y el motor son las razones de la falta de confort. La suspensión porque es muy dura. Es desagradable sentir cada irregularidad, por pequeña que sea, y además dificulta la conducción. El motor porque son 3 litros y 265 caballos acompañados de un doble escape que se hace muy notable entre 2000 y 3000 r.p.m. Tiene un sonido muy grave, que por otro lado, forma parte de su estilo agresivo.
La estabilidad, por otra parte, tampoco implica una crítica sobresaliente. El Z4 está dotado de dos sistemas para el control de tracción y la estabilidad. Ambos pueden desconectarse de forma independiente, y los hemos considerado una parte fundamental del vehículo. El control de tracción está diseñado para evitar la pérdida de adherencia ante una aceleración brusca. Por tanto, en terrenos donde el agarre es irregular (grava o nieve), puede ser necesario desconectarlo. El control de estabilidad se encarga de mantener el vehículo en la trayectoria deseada, y su desconexión no está recomendada. En concreto, este coche tiene tendencia a subvirar rápidamente y a perder el control, luego no reacciona bien ante movimientos bruscos.
El motor es una máquina con un potencial increíble. Las reacciones ante el volante y el acelerador son rápidas y se disfruta mucho conduciendo. Eso, unido a la suspensión dura, requiere una cierta habilidad para su conducción. El consumo es moderado, siempre que sepamos controlar nuestro pie, pero la parte deportiva está presente en sus prestaciones.
Así es el interior del Z4 Coupé
Tanto por fuera como por dentro, la versión de serie Z4 Coupé 3.0si cuida los detalles para estar al más alto nivel. Desde una guantera en el reposabrazos que separa los asientos del conductor y del pasajero, hasta los laterales donde apoyan las rodillas, que están acolchados. El salpicadero es de diseño simple, similar al Z4 Roadster, con terminaciones cuidadas y el volante (que puede incorporar multifunción) nos permite controlar la radio o el navegador.
Además de esta versión manual, BMW fabrica la versión automática, el Z4 Roadster y el Z4 Coupé M. Éste último dotado de 343 CV en gasolina, promete ser una auténtica máquina para unos cuantos afortunados. Sin duda, la versión más rápida y más deportiva.
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